
Existe otro grupo de plantas que no toleran en absoluto el ambiente de nuestras casas, este tipo de plantas delicadas, necesitan el entorno húmedo de un invernadero cálido o atemperado.
Si bien es verdad que es imposible ofrecer esas condiciones a las plantas en el interior se puede acercar lo más posible a ellas, de eso dependerá en gran medida la duración y atractivo de los ejemplares.

Estos receptáculos ofrecen un entorno aislado para las plantas de interior; no poseen un regulador pero dentro se pueden mantener una temperatura constante, manteniendo a las plantas libres de corrientes de aire y humos dañinos.
Los modelos que podemos encontrar en el mercado son infinitos, tanto en tamaño, material y forma, bastará con optar por uno que se acomode al espacio que disponemos en nuestra vivienda y que armonice con el mobiliario.
La urna obviamente deberá tener la mayor superficie posible acristalada, de forma que entre una buena cantidad de luz; es indiferente si las paredes son de cristal o metacrilato.
Antes de colocar las plantas se debe limpiar bien el interior de la urna y colocar en la bandeja (algunas la traen y en otras hay que instalarlas) una base de guijarros o de arcilla expandida con un poco de agua, estos materiales tienen la ventaja de ser fáciles de limpiar sustituyendo a la arena o turba que son elementos más engorrosos.

Algunas urnas poseen pequeñas aperturas que facilitan la circulación de aire para que las plantas respiren y evitar la condensación.
El microclima que las plantas generan en estos mini-invernaderos hace que los riegos del sustrato sean más moderados.